“Necesitamos que intervenga ya el Ministerio de Trabajo para ver las condiciones en la que están nuestros compañeros”, afirmó el secretario general del SITRE Victoriano “Tocho” Torres, a la vez que reafirmó “la exigencia urgente de nuestra personería gremial”, que ese mismo Ministerio sistemáticamente les niega.
Con varios nucleos organizados en las provincias de Buenos Aires, Santiago del Estero, Salta, Misiones, Tucumán, Jujuy, Chaco, Formosa, Río Negro y Neuquén, representantes de este gremio que lucha por ganar su espacio definieron un Plenario nacional para el próximo 29 de noviembre.
“En Santiago del Estero venimos con crecimiento sostenido en base a propuestas creíbles”, relató “Lulo” Gómez, secretario general del SITRE en esa provincia, quien enfatizó particularmente la importancia de pertenecer a la CTA: “si hubiéramos ido solamente nosotros, con nuestros propios medios, no hubiéramos tenido respuesta. La Central nos dio el paraguas para poder defendernos como trabajadores, representar a nuestros compañeros y que el gobierno provincial y los patrones tengan que respetarnos”.
Según Gómez, “la principal problemática que tenemos es el trabajo en negro o precarizado. Llegar a esos 1500 pesos (por el monto mínimo fijado en el último Consejo del salario) para la gran mayoría de los rurales es una utopía”.
“Nosotros somos los que hacemos el verdadero campo”, afirmó Gómez, “y tenemos muy en claro lo que son los pooles de siembra, los que tienen campo para alquilarles a los pooles de siembra y viven de rentas, y los que tienen campo pero ni siquiera pueden alquilarlo y están casi en la misma miseria que los trabajadores”.
La salud amenazada
Organizarse no es fácil. Las amenazas patronales o de grupos ligados al sindicato “oficial” (UATRE, liderado por el duhaldista “Momo” Venegas) se repiten en varios relatos. Isolina, de Melchor Romero, contó que tuvo que dejar de repartir volantes porque algunos propietarios de viveros primero le dijeron que “molestaba a los empleados” y después directamente que “iba a ser boleta” si persistía con el intento de organizar a los trabajadores.
La salud también está entre las más urgentes reivindicaciones. “Mucho cáncer hay en Correa”, contó Hilda Lovuto, sobre la situación de algunas granjas en esa localidad bonaerense, donde los trabajadores manipulan permanentemente agroquímicos y abonos. “Un chico de 17 años se accidentó descargando bosta con una carretilla, se hizo mal en la columna y en cuanto el médico le dio el alta lo echaron”, contó también.
“En el sector mío, que es el avícola”, agregó Mario Saracho, “no te dan barbijos ni ningún tipo de protección, se traga todo el polvo, la mugre que hay adentro. No hay respeto por las condiciones básicas de salud para trabajar”.
Sin embargo, según este mismo dirigente, a pesar de todo la organización va dando frutos: “Donde estamos trabajando nosotros, ya logramos que nos paguen por lo menos el mínimo según el convenio. En la granja de al lado, que todavía no pudieron organizarse, les pagan lo que se les canta a los patrones. Cada vez más, esto los compañeros lo están viendo”.