Este informe presenta la evolución de las principales variables del mercado de trabajo y la distribución del ingreso en los últimos meses, y en particular desde la asunción del nuevo gobierno, de acuerdo con los últimos datos disponibles.
Se destaca, en primer lugar, que la tasa de desocupación en el 1° trimestre de 2017 alcanzó al 9,2% de la población económicamente activa (PEA), el nivel más alto de los últimos diez años. La tasa de subocupación en el mismo período fue de 9,9% sobre la PEA. La proyección de estas cifras al total del país indica que 1,8 millones de personas estuvieron desocupadas y 2 millones estuvieron subocupadas en ese trimestre.
Esta mayor desocupación es resultado de un descenso en la tasa de empleo, que afectó particularmente a los jefes de hogar, al mismo tiempo que se observó una mayor tasa de actividad. La mayor intención de participar en el mercado de trabajo que se dio especialmente entre los jóvenes puede leerse como una respuesta al menor nivel de ocupación y mayor desocupación de los jefes de hogar, que son los principales proveedores de ingresos.
En relación con el empleo asalariado registrado, puede advertirse que tuvo un incremento de 0,4% en 2016 y de 0,5% interanual en los primeros cinco meses de 2017. Este crecimiento estuvo explicado por el comportamiento del empleo público, ya que el empleo en el sector privado cayó 0,7% en 2016 y no se recuperó en 2017: en conjunto los cinco primeros meses de 2017 tienen el mismo nivel de empleo asalariado registrado privado que el mismo período del año anterior.3
La caída del empleo registrado en el sector privado y su posterior recuperación relativa se vinculan estrechamente con el desempeño del sector Construcción, que sufrió la paralización de obra pública de 2016 y que se reactivó desde fines de ese año. La minería y la industria son sectores que se destacan por tener sucesivas caídas en su nivel de empleo registrado desde diciembre de 2015. De acuerdo con los datos de mayo (últimos disponibles) esta caída del empleo no se había detenido.
Los salarios promedio de los asalariados registrados sufrieron una pérdida de poder adquisitivo significativa en 2016, que en el segundo semestre de ese año se ubicó 7,0% por debajo del mismo período de 2015. Los primeros meses de 2017 muestran una evolución salarial más cercana a la variación de precios, de modo que no se registraron pérdidas salariales adicionales, aunque tampoco se recuperó lo perdido en 2016.
La actualización de la jubilación mínima y de la Asignación Universal por Hijo de acuerdo con la Ley de Movilidad a partir de septiembre, implicaría un leve aumento interanual en términos reales pero una pérdida de 6,0% respecto del mismo mes de 2015. El salario mínimo, vital y móvil, fijado unilateralmente por el Ministerio de Trabajo, sufriría una pérdida de poder adquisitivo en 2017, que se suma a la que tuvo lugar el año anterior.