A 66 años de su paso a la inmortalidad, los trabajadores reconocemos en Evita a "la abanderada de los humildes". Su nombre fue recogido y hecho bandera por el movimiento obrero.

A lo largo de la historia fue símbolo de derechos recuperados y de dignificación de las clases más humildes. Durante la resistencia popular a partir del golpe del 55, su ejemplo de lucha se transfomaría en esperanza de la fuerza popular organizada. Su rostro, prohibido por aquel entonces, pasaría de estar en bronces y mármoles para ser aquella foto guardada con recelo en la casa de trabajadores, en estampita que junto a una espiga fortaleciera su inmortalidad y al mismo tiempo cimentara la rebeldía hecha esperanza.

Hoy más que nunca, los trabajadores decimos: Evita te llevamos como bandera a la victoria!