Trata de sacarle el discurso a la derecha cerril, abanderada de la mano dura, y de opacar el desastre carcelario y judicial, adecuadamente analizado por fallo del Más Alto Tribunal de Justicia de nuestra Nación. Pretendiendo con un mero maquillaje, y además errático, adecuar el sistema procesal penal olvidándose de la realidad socioeconómica-cultural de la sociedad a quien pretende servir.
La democracia impone debate, intercambio de opiniones, consulta. Todo ello ausente en el trámite de la reforma que se pretende implantar. Y no basta con la opinión de nuestros representantes (diputados y senadores), el tema los excede más que ampliamente.
Ellos expresan un lineamiento originado en cada uno de sus partidos políticos y en las bases o programas que han hecho públicos al momento de preparar la arena electoral.
Pero los tiempos han continuado sucediendo y con ellos los hechos que ameritan la necesidad de una reforma, más no a cualquier precio, sino solo aquella que consensuadamente permita la más amplia opinión de la sociedad.