En la noche del 24 de marzo de 1976 en la sede del Sindicato Docente de Tucumán fueron salvajemente asesinados Isauro Arancibia –secretario general de ATEP-Tucumán y de Ctera–, junto a su hermano Arturo, también maestro.
Isauro recibió 120 balazos, su hermano Arturo 70.
El responsable político y militar de tan aberrante hecho fue Antonio Bussi, hoy enjuiciado en Tucumán por la desaparición del senador Guillermo Vargas Aignasse y responsable de torturas, asesinatos y desapariciones de cientos de militantes sociales y sindicales.
Italia Arancibia, su hermana, narra que esa noche lluviosa luego de una reunión de maestros, Isauro, en una vieja camioneta, fue dejando a las compañeras y compañeros en sus casas y se dirigió a la sede de los maestros, a pesar del peligro que eso significaba para él y su hermano.
Isauro, un dirigente humilde, tenía unos zapatos nuevos que le habían regalado sus sobrinos.
Eduardo Rozenvaig, historiador tucumano, en su libro "La oruga en el pizarrón" relata que cuando los familiares encontraron los cuerpos acribillados de Isauro y Arturo en un cuartel militar, a Isauro le faltaban los zapatos: “La dictadura se había robado el par de zapatos del maestro”.
Hoy los docentes argentinos seguimos recordando con profunda emoción a Isauro Arancibia, fundador de Ctera, y uno de los más de 600 docentes asesinados y desaparecidos en la última dictadura militar.
Su compromiso, su militancia, su entrega inclaudicable por la educación pública y los derechos de los trabajadores de la educación siguen siendo un ejemplo en la historia y la construcción de nuestra organización nacional.
Ctera exige prisión perpetua y cárcel común para el genocida Antonio Bussi, responsable de aquellos hechos aberrantes.
Ctera, como siempre, seguirá afirmando en las aulas y en la calle:
¡Isauro Arancibia Presente!
Nota de Opinión de Stella Maldonado y Alejandro Demichelis
Fuente: Suteba