Este proceso que se dio conjuntamente en las demás provincias de nuestro país, fue el que le dio sustento al Encuentro Nacional de Chapadmalal, realizado el 16 y 17 de Abril de este año. Para sorpresa de muchos de nosotros, dicho encuentro contó con la presencia de 1200 compañeros de todo el país, demostrando que estábamos presentes y que contábamos con una fuerza importante para comenzar a transformar nuestro destino.
Este encuentro fue muy significativo ya que permitió conocernos, intercambiar experiencias y fortalecer nuestras ganas de organizarnos para construir en lo cotidiano esa juventud que nos permita transformar nuestras condiciones de vida. Una de las definiciones más importantes que tomamos en este encuentro fue la de desarrollar la juventud en los ámbitos locales, regionales y provinciales, a los fines de federalizar el espacio de juventud para que tenga un alcance y una densidad en todo el país.
De esta forma, organizamos el Encuentro Provincial del 6 de Agosto en La Plata, contando con la presencia de 150 delegados de 23 distritos del territorio bonaerense.
El debate en comisiones permitió comenzar a conocer la realidad de los distintos compañeros que desarrollan su trabajo con los jóvenes en los distintos ámbitos donde participan: estaban los compañeros de los barrios que trabajan solidariamente para resolver las necesidades concretas de los compañeros que más sufren la pobreza y la desocupación; estaban los compañeros de los colegios secundarios que se organizan en centros de estudiantes para defender su derecho a una educación democrática y popular; estaban los compañeros que en su trabajo sufren condiciones de explotación y bajos salarios que no se corresponden con las tareas que realizan; estaban los compañeros de las universidades que tuvieron la posibilidad de acceder con esfuerzo a conocimientos que son importantes para entender la lógica en la que funciona este sistema injusto y que quieren que la universidad esté al servicio de los sectores populares.
Del encuentro resolvimos organizarnos en una reunión mensual para coordinar iniciativas en toda la provincia, teniendo en cuenta que nuestro desafío es llegar a los tres millones y medio de jóvenes de entre 15 y 30 años que se encuentran habitando en ella. La idea es que la juventud de la CTA sea un espacio para que los jóvenes comiencen a identificarse como parte de la clase trabajadora y comiencen a transitar una experiencia de organización colectiva que por causa de la desocupación, la precarización laboral y la sobreexplotación, ya no es tan fácil de lograr como en la experiencia sindical que se había conseguido en la etapa en la que el trabajo era la carta de ciudadanía para acceder al derecho a la salud, la educación, la vivienda etc.
Es por eso que tomamos como una definición fundamental la de recuperar la memoria de los compañeros que en aquella época organizaban la esperanza y se resistían a las políticas de ajuste y muerte que signaron a nuestro país a partir del genocidio de la dictadura militar del ’76. En este sentido, organizamos toda una campaña de concientización para recordar la noche de los lápices y marchar el 16 de septiembre con los compañeros de La Plata, teniendo como objetivo comenzar a preparar para el 2006 la gran marcha en repudio a los treinta años del golpe militar, y recuperar la experiencia de organización y lucha de los estudiantes secundarios.
Esa solidaridad entre estudiantes que reclaman por sus derechos es la que se está despertando en las escuelas medias de la provincia, que se organizaron el los distritos en centros de estudiantes y coordinadoras para rechazar la improvisada “prueba integradora” que fue impuesta desde el ministerio de educación sin ningún consenso.
Esas prácticas autoritarias se recrudecen aún más en las fuerzas policiales, que criminalizan a los jóvenes maltratándonos y reprimiéndonos, llegando en muchas ocasiones a causarnos la muerte como en los tristemente celebres casos de gatillo fácil. Hoy en día continuamos siendo las principales víctimas como en aquel entonces: seis de cada diez de nuestros 30 mil desaparecidos tienen entre quince y treinta años. Seis de cada diez de nuestros millones de desocupados tienen hoy, en 2005, entre quince y treinta años. Seis de cada diez de los imputados de primeros delitos que caen presos en las cárceles de las provincias argentinas, tienen hoy entre quince y treinta años.
A toda esta violencia institucional se le suma aún la más drástica situación económica, política y social que genera un país que deja morir diariamente a 100 chicos por causas evitables.
Contra estas políticas es que luchamos cotidianamente, sabiendo que no estamos solos sino que en toda América Latina se juega la opción entre un proyecto autónomo y popular y el de las potencias centrales encabezadas por Estados Unidos. Por eso participamos activamente en la Cumbre de los Pueblos coordinando actividades con los compañeros de las juventudes de las centrales sindicales del cono sur y participando en cada punto del país en el paro, banderazo y movilización que el 4 de noviembre le hicimos al mayor genocida del mundo.
Por lo realizado durante este tiempo tenemos una gran expectativa para el año próximo: a instancias de cumplirse el 30º aniversario del golpe militar, cabe señalar que el 70 % de los 30.000 desaparecidos eran jóvenes menores de 30 años. El próximo año estaremos reconstruyendo esa generación que nos robaron, por eso el 2006 va a ser el año de la recuperación de la juventud argentina para el proyecto de transformación nacional, porque no nos pudieron ganar, estamos vimos y vamos avanzando a esa sociedad más justa, democrática e igualitaria que nos merecemos.