La evolución económica del primer semestre ratificó que, tal como se vislumbraba con las primeras medidas, el objetivo central del gobierno consiste en lograr una drástica modificación en la relación entre el trabajo y el capital a favor de este último. En ese contexto, todo parece indicar que las diversas e importantes promesas incumplidas más que errores fueron, y en muchos casos lo siguen siendo, afirmaciones dirigidas a asegurar la viabilidad social y política de ese objetivo primordial.
En ese escenario, la economía argentina se encuentra inmersa en una profunda recesión producto de la contracción del consumo privado, la inversión y la reducción de la obra pública. Si bien es posible que la gestión macrista haya logrado inicialmente cierto consenso social para implementar sus medidas de ajuste, lo cierto es que no parece haber logrado desplazar las relaciones de fuerza en ese sentido dada la resistencia de los sectores populares. En ese marco, parecen alterarse los tiempos de la política económica exigiéndole definiciones en variables claves para el proceso económico.