De hecho, y aunque la defensa de Luis haya demostrado con creces que es un insulino dependiente y padece de una dolencia cardíaca, la (in)Justicia lo quiere ver en la cárcel común desatendiendo, incluso, la posibilidad de una detención domiciliaria.
Nuestro compañero siempre ha estado a derecho y no hay ningún argumento válido, que no sea el de la mera persecución política y el ensañamiento revanchista, para llevarlo a la prisión.
Luis D´Elía pasa a ser, partir de este momento, un nuevo prisionero político de este gobierno que, desde luego, de nacional ya no tiene ni el nombre.